Los fieles musulmanes abarrotaron el recinto de Al Aqsa en Jerusalén para la oración del mediodía del cuarto viernes del mes sagrado del Ramadán, bajo una mayor presencia policial israelí, informa Reuters.
Las oraciones concluyeron pacíficamente, en medio de tensiones latentes en una escalada de violencia israelo-palestina que dura ya un año.
La semana pasada, las redadas de la policía israelí en el recinto sagrado desencadenaron ataques con cohetes desde Gaza, el sur del Líbano y Siria, que provocaron ataques aéreos y de artillería israelíes.
Tras el estallido transfronterizo, el primer ministro Benjamin Netanyahu confirmó el martes que, como en años anteriores, las visitas de los no musulmanes al lugar, conocido por los judíos como Monte del Templo, se detendrán hasta el final del Ramadán, previsto en torno al 20 de abril, dependiendo de la luna.
La policía declaró que más de 2.000 agentes actuaron el viernes en Jerusalén "para mantener la seguridad y el orden, y garantizar la libertad de culto de todas las confesiones y religiones".
El ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, tuiteó una foto suya rodeado de agentes de la Policía de Fronteras mientras realizaban una evaluación de la seguridad cerca del complejo de Jerusalén Este, que Israel se anexionó tras la guerra de Oriente Próximo de 1967 en un movimiento no reconocido internacionalmente.
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Las estimaciones sobre el número de fieles difieren: la policía israelí lo cifra en 130.000, mientras que el Waqf, la organización islámica de designación jordana que gestiona el complejo, lo sitúa en 250.000 personas.
"No hay lugar para compromisos sobre Al-Aqsa ni espacio para negociaciones en torno a ella y no cederemos ni un ápice de su territorio", dijo el muftí de Jerusalén, Muhammad Hussein, en el sermón del viernes, tras agradecer la gran afluencia de fieles musulmanes durante todo el mes sagrado.
Decenas de miles de palestinos hicieron cola en los controles militares a primera hora de la mañana para cruzar desde Cisjordania, ocupada por Israel, a Jerusalén.
Israel reclama Jerusalén, incluida la Ciudad Vieja amurallada en el este con todos sus lugares sagrados, como su capital eterna e indivisa. Los palestinos reclaman Jerusalén Este como capital de un futuro Estado independiente en Cisjordania y Gaza.
Mientras los musulmanes acudían en masa a Al-Aqsa, los cristianos ortodoxos celebraban procesiones de Viernes Santo en las estrechas callejuelas de la Ciudad Vieja y los fieles judíos rezaban en el Muro de las Lamentaciones.
El viernes también se celebró el "Día de Quds (Jerusalén)", en el que Irán organiza concentraciones en apoyo de los palestinos. Irán respalda a los grupos armados islamistas palestinos y libaneses que luchan contra Israel, al que Teherán no reconoce.
Cientos de palestinos se manifestaron en la ciudad de Gaza tras la oración del viernes, ondeando banderas de Irán y de varios países árabes, entre ellos Arabia Saudí.
La violencia entre israelíes y palestinos se ha recrudecido en los últimos meses, con frecuentes incursiones militares en Cisjordania y una escalada de la violencia de los colonos, en medio de una oleada de atentados callejeros palestinos. Desde enero han muerto más de 90 palestinos y al menos 19 israelíes y extranjeros.