La reincorporación de Siria a la Liga Árabe está cada vez más cerca y se espera que el acuerdo para poner fin a la crisis siria sea inminente. Sin embargo, es importante recordar que el regreso de Siria no puede entenderse sin considerar el contexto más amplio de la región y las complejas relaciones que la caracterizan.
En este sentido, la coexistencia entre todas las partes es crucial, independientemente de sus orientaciones políticas o de las relaciones que mantengan con otros estados, incluyendo la ocupación y la normalización árabe- israelí. No obstante, no se puede ignorar el doloroso pasado que ha llevado a años de tortura, sufrimiento y destrucción en Siria, así como la fragmentación y división del país. A pesar de ello, es importante extraer lecciones del pasado para abordar los desafíos futuros.
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Desde el surgimiento de los problemas en Siria, algunos han intentado sacarla del sistema árabe con el objetivo de destrozarla. No obstante, ningún Estado miembro debería ser expulsado o suspendido por motivos políticos. La expulsión de Siria fue un claro ejemplo de ello.
Varios países árabes influyentes creían que la expulsión de Siria y el intento de reemplazar al régimen de Assad por representantes de la oposición era un paso para derrocar la legitimidad del régimen y su salida del sistema internacional. Sin embargo, la insistencia en hacerlo formaba parte de una guerra contra la unidad del pueblo sirio y su gobierno, y quienes creían que esto podría traer democracia, derechos humanos e igualdad estaban muy equivocados.
Aunque nadie pida cuentas por la crueldad sufrida por el pueblo sirio, la reconciliación de la sociedad es crucial para garantizar los derechos y la seguridad de todas las víctimas tras el fin de la guerra, y es necesaria para establecer una base sólida para la estabilidad futura.
La reconstrucción de la sociedad es fundamental para establecer un Estado que pueda servir a todos, más allá de luchas políticas o representativas y guerras entre partidos regionales. Sin embargo, la región árabe necesita algo más profundo relacionado con su historia de agitación desde el surgimiento del tunecino Bouazizi, la caída del régimen de Zine El Abidine y la ola de protestas que se extendió a muchas capitales árabes. Mientras algunos países sufrieron y escaparon de la fragmentación, otros fueron víctimas de ella, como Sudán y Libia, junto con Siria, el foco principal de este artículo.
Al analizar la situación actual de los países árabes, es evidente que muy pocos de ellos han logrado escapar por completo de las consecuencias de la Primavera Árabe.
En el caso de Siria, se espera que pronto regrese a la Liga Árabe y se produzcan algunas reconciliaciones internas en el mundo árabe. Sin embargo, es importante señalar que la reconciliación entre Argelia y Marruecos será una tarea difícil de lograr.
Por otro lado, aunque algunos países mantienen una relación cercana con Israel, las inversiones y el comercio con este país continuarán en aumento. De igual manera, es posible que las ventas de armas también se incrementen. En este momento, se da una coexistencia y contradicción entre las partes, sin necesidad de que esto derive en un conflicto.
Es importante destacar que esta situación no se trata de un caso aislado en el mundo árabe, ya que parece que estos países no tienen mucho más que ofrecer.
Este artículo apareció por primera vez en árabe el 16 de abril de 2023 en Al-Ayyam.
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