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La tragedia de los refugiados en África y Occidente: ¿Cómo hemos llegado a odiarnos a nosotros mismos?

Cientos de manifestantes se reúnen durante una protesta contra el plan del Reino Unido de enviar migrantes y solicitantes de asilo a Ruanda y la decisión del tribunal sobre el asunto frente al Ministerio del Interior en Londres, Reino Unido, el 13 de junio de 2022 [Raşid Necati Aslım/Anadolu Agency].

Los solicitantes de asilo, en diversas partes del mundo, han sido víctimas de campañas de desprestigio, odio y acusaciones infundadas. En muchos casos, estas campañas son resultado del deterioro económico que se refleja en el aumento de las tasas de desempleo, los altos precios y la falta de servicios básicos para el público en general en el país de acogida. Lamentablemente, en lugar de buscar soluciones a estos problemas, algunas autoridades optan por fomentar la culpabilización de los refugiados para encubrir sus fracasos políticos y económicos. Así, adoptan campañas mediáticas populistas que buscan provocar sentimientos y emociones negativas hacia los "otros".

Estas campañas no se limitan a los países occidentales y son especialmente perjudiciales cuando se trata de refugiados procedentes de países árabes, Asia y África. En contra de las expectativas de solidaridad e identidad común, estas campañas también se han extendido a los países que anteriormente habían sido considerados como solicitantes de asilo en el mundo occidental. Sudáfrica y Túnez son dos ejemplos de países que han experimentado la emigración de sus ciudadanos a países occidentales, pero que ahora han creado un ambiente hostil para los refugiados de otros países africanos. En el Reino Unido y Estados Unidos, también se han promulgado leyes para limitar la llegada de refugiados.

Es preocupante que exista un acuerdo entre gobiernos que en el pasado han tenido desacuerdos. ¿Qué ha motivado este acuerdo para no acoger a los refugiados en lugar de brindarles protección? ¿Son realmente los solicitantes de asilo la causa del aumento del desempleo y la inestabilidad económica? Estas son preguntas importantes que debemos abordar para comprender el problema en su totalidad.

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Las políticas de los países hacia los refugiados están influenciadas por su postura política y económica. En el caso de Alemania, su actitud hacia los refugiados es diferente a la mayoría de los países europeos, ya que los acoge no solo por razones humanitarias o en aplicación de las leyes internacionales, sino también por motivos políticos y económicos.

En 2015, Alemania tomó la decisión de acoger a un millón de refugiados de todo el mundo para evitar el colapso económico, ya que el país enfrenta una reducción de seis millones de personas en edad de trabajar para 2030 debido al envejecimiento de la población. Al conceder a los refugiados el derecho al trabajo, la sanidad y la educación, y acelerar su integración en la población activa, Alemania evita caer en las trampas de las prácticas racistas de otros países, como el Reino Unido, que se manifiestan en la forma en que tratan a los refugiados.

En el Reino Unido, se retrasa el examen de las solicitudes de asilo de los refugiados durante varios años, se les impide trabajar y se les recluye en centros de detención que son descritos por organizaciones de derechos humanos como lugares que "llevan a los refugiados a la locura". Además, el gobierno británico está trabajando para aplicar su decisión de deportar a los refugiados a Ruanda en lugar de concederles asilo en el Reino Unido.

Estas prácticas son contrarias a los derechos humanos y a la dignidad de los refugiados, quienes arriesgan sus vidas en un viaje incierto para buscar seguridad y una vida mejor. La decisión de Alemania de acoger a un número récord de refugiados es un ejemplo positivo de cómo un país puede enfrentar los desafíos económicos y sociales que enfrenta, al mismo tiempo que garantiza la protección y la dignidad de los refugiados.

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Estas organizaciones transnacionales de derechos humanos refutan los argumentos de los países que rechazan a los refugiados, en especial a los refugiados africanos. Desafortunadamente, algunos de estos países, como Sudáfrica, hasta hace poco sufrieron discriminación y racismo. Otros, como Túnez, se enorgullecen de su identidad africana y árabe. La mayoría de los economistas especializados en migración coinciden en que los refugiados no son una carga para la sociedad. De hecho, tener más refugiados en la población activa no perjudica a la población nativa, ya que tienen diferentes cualificaciones y compiten por distintos tipos de puestos de trabajo.

Los refugiados representan una proporción mayor que la población autóctona en la iniciativa empresarial y el establecimiento de pequeños proyectos, creando así nuevas oportunidades de empleo para todos. En los Estados Unidos, los refugiados crean alrededor de 1,5 millones de puestos de trabajo cada año. Además, pueden desempeñar un papel clave en el fomento del comercio y la inversión entre su nuevo país y el primero.

En medio de las campañas de difamación e incitación contra los refugiados, es importante recordar que su acogida no solo mejora la economía, sino que también contribuye al acercamiento cultural. Los inmigrantes se asimilan a las culturas imperantes en los lugares a los que inmigran, y el país de acogida adopta ciertos aspectos de la cultura de los refugiados, lo que lo convierte en una sociedad multiétnica con una mayor diversidad cultural en ideas, experiencias, costumbres, comida, deportes y música.

Contrariamente a las campañas de desprestigio contra los refugiados, ellos no borran la cultura existente, sino que la amplían. Si queremos hablar de pérdidas, la verdadera pérdida la sufren los países de origen de los refugiados por la emigración de sus mentes y su juventud. Los países africanos y árabes deberían cooperar para encontrar soluciones rápidas a sus pérdidas en lugar de atacar a los inmigrantes del mismo continente y entorno cultural.

Este artículo apareció por primera vez en árabe en Al-Quds Al-Arabi el 17 de abril de 2023.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente

 

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