En el Día de la Nakba, recordamos con tristeza los eventos que tuvieron lugar hace 75 años, cuando cientos de aldeas, ciudades y zonas residenciales palestinas fueron destruidas sistemáticamente y sus habitantes fueron expulsados de manera forzada. Los investigadores palestinos e israelíes han documentado con gran detalle los horrores que tuvieron lugar en ese momento.
Es evidente que el sufrimiento que ha experimentado el pueblo palestino es una de las mayores injusticias de nuestra época. Todo empezó con la negación de la existencia del pueblo palestino en su propia tierra, seguido de políticas coloniales injustas destinadas a controlar sus recursos naturales, y culminó con una limpieza étnica documentada contra ellos.
La Nakba y sus consecuencias también han llevado a cientos de miles de palestinos a Europa, donde se han integrado en nuestras sociedades y han contribuido significativamente a nuestra prosperidad y bienestar. Médicos, ingenieros y académicos distinguidos son solo algunos ejemplos de los muchos palestinos que han dejado una huella positiva en nuestra sociedad.
La Nakba no es una crisis humanitaria ni una catástrofe natural, sino una tragedia causada por el ser humano, por lo que no se puede negar la responsabilidad que Europa tiene en ella, incluso después de tanto tiempo. En el 75 aniversario de la Nakba, es fundamental recordar nuestra compleja y duradera responsabilidad en esta tragedia continua que ha afectado al pueblo palestino y ha resultado en su mayoría desplazado de sus tierras.
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En el Día de la Nakba, es fundamental recordar la destrucción sistemática de cientos de aldeas, ciudades y zonas residenciales palestinas y el desplazamiento forzoso de sus habitantes hace 75 años. Investigadores palestinos e israelíes han documentado terribles detalles de los planes ideados y las prácticas comprometidas para lograrlo. El sufrimiento experimentado por el pueblo palestino es una de las mayores injusticias de los tiempos modernos. Esta tragedia continua infligida al pueblo palestino es una responsabilidad confirmada, compleja e indeleble de Europa, que no debe negarse.
La mayoría de los palestinos viven actualmente en campos de refugiados o están dispersos por diversos países del exilio en todo el mundo. A pesar de todo, el pueblo palestino sigue asombrándonos con su inquebrantable determinación de reclamar su libertad, independencia y sus derechos inalienables, incluido el derecho a regresar a su tierra y hogares, tal y como estipulan los convenios y resoluciones internacionales.
Sin embargo, Europa tiene responsabilidades directas e indirectas en el calvario que se infligió a generaciones del pueblo palestino. Debemos reconocer que el pueblo palestino sigue sufriendo represión y persecución en su patria, además de graves políticas discriminatorias que no deberían tolerarse en nuestro mundo. Hacer la vista gorda ante esto contradice nuestros compromisos fundamentales y morales y nuestros valores democráticos.
La causa palestina sigue viva y sus incidentes continúan sin tregua. Los informes presentados por los representantes de la Unión Europea y sus Estados miembros directamente desde el terreno dan la voz de alarma sobre la escalada de las políticas de confiscación de tierras y expulsión de los residentes de los pueblos y ciudades palestinos de Cisjordania. Continúan los intentos de desarraigar a las familias palestinas de sus barrios y ciudades, como se ha visto en Sheikh Jarrah y Khan Al-Ahmar. Aldeas palestinas del Néguev, como Al-Araqib y Umm Al-Hiran, son repetidamente objetivo de destrucción por parte de las autoridades israelíes, pero los residentes las reconstruyen cada vez.
La conmemoración de la Nakba no es un acontecimiento pasajero; es crucial recordar que la causa palestina sigue siendo una de las mayores injusticias de nuestro tiempo. La situación actual en Palestina debe ser abordada con urgencia y determinación. Debemos trabajar juntos para encontrar una solución justa y duradera que respete los derechos del pueblo palestino a la autodeterminación, la soberanía y la igualdad. Solo entonces podremos construir un futuro de paz y estabilidad en Oriente Medio.
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Durante mis visitas a Palestina, he presenciado cómo las autoridades de ocupación israelíes han construido altos muros de separación alrededor de centros residenciales palestinos en Cisjordania y Jerusalén. Estos muros grises sombríos y el gran número de puestos de control militar entre ciudades y pueblos han convertido la vida diaria de los palestinos en un sufrimiento insoportable. Además, cada día, más palestinos mueren a manos de los soldados de ocupación israelíes. Los sucesivos gobiernos israelíes han establecido asentamientos ilegales en tierras confiscadas a los palestinos, a pesar de la constante condena internacional de estas políticas.
Es evidente que la falta de reconocimiento de la Nakba, la catástrofe que sufrió el pueblo palestino en 1948, ha alentado a la autoridad de ocupación israelí a continuar con sus políticas arbitrarias y violaciones graves de derechos humanos, que hoy son conocidas en todo el mundo. Negar la Nakba no solo es inmoral, sino que también implica justificar implícitamente las atrocidades cometidas. Intentar justificar la Nakba con excusas solo garantiza que estas atrocidades puedan repetirse en el futuro bajo nuevas formas, especialmente ahora que los extremistas explícitamente racistas y defensores de la limpieza étnica han accedido a cargos importantes en el gobierno israelí.
Cada año, el aniversario de la Nakba nos recuerda que el mundo sigue careciendo de derechos y justicia, y que lograr la equidad no es tan simple como conceder al pueblo palestino sus derechos inalienables, como el derecho a la autodeterminación y el establecimiento de un Estado independiente y soberano. En primer lugar, es esencial reconocer la tragedia que ha sufrido este pueblo y sus derechos emergentes.
La Unión Europea se compromete a apoyar sin reservas los derechos y la justicia en Palestina y a trabajar resueltamente con sus socios internacionales para adoptar las políticas y posiciones necesarias que garanticen que el pueblo palestino recupere su libertad, al igual que otras naciones. La UE trabajará enérgicamente para garantizar que el pueblo palestino disfrute finalmente de su derecho a la autodeterminación, la soberanía y la independencia.
Ursula von der Leyen
Presidenta de la Comisión Europea
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