Los palestinos en huelga de hambre en las cárceles israelíes han sufrido niveles de explotación sin precedentes. En el mejor de los casos, una huelga de hambre termina cuando Israel decide que puede hacer algunas concesiones, y entonces se celebra una victoria. Sin embargo, no hay ninguna "victoria" real, aparte de un respiro temporal para el huelguista de hambre individual. Las órdenes de detención administrativa sin cargos ni juicio siguen prevaleciendo, las huelgas de hambre continúan, los presos al borde de la muerte se han convertido en la norma, y entonces Khader Adnan muere. Fue asesinado por la violencia colonial de Israel, que impregna todos los aspectos de la vida palestina.
Adnan estaba afiliado públicamente a la Yihad Islámica Palestina. Inició su última huelga de hambre el 5 de febrero de este año. A pesar de que la organización Médicos por los Derechos Humanos de Israel informó al Servicio de Prisiones de Israel de la inminencia de su muerte, no se tomó ninguna medida para salvarle la vida. Tras 86 días en huelga de hambre, Adnan murió y se sucedieron los titulares internacionales, yuxtapuestos a una normalización cada vez mayor de la violencia colonial israelí. ¿Qué ocurrió después? ¿Un torrente de condolencias poco sinceras de la comunidad internacional? ¿Más palabras vagas sobre "paz" y "horizontes políticos"? ¿Qué pasa con el hecho de que si se desmantela el proyecto colonial de Israel, las huelgas de hambre y otros actos legítimos de resistencia serían innecesarios? ¿Qué será del último acto de resistencia de Adnan? ¿Cómo se impartirá y quién lo explotará?
Israel ha asestado un peligroso golpe con la muerte de Adnan en sus manos. Está exhibiendo su impunidad ampliando los límites de su violencia. Habiendo dejado morir a Adnan, y sabiendo que no puede eludir su responsabilidad, al menos retóricamente, demuestra su creciente desprecio por el derecho internacional. Mientras tanto, en las calles, los palestinos no han cesado su resistencia y Adnan es un símbolo más de la lucha anticolonial palestina. Cuanto más violencia genere Israel, más determinarán los palestinos su firmeza. En ausencia de un liderazgo palestino formidable, la muerte de Adnan une a la resistencia y la Autoridad Palestina disminuye tanto en integridad como en credibilidad. Los palestinos saben que Ramala sólo elogió a Adnan porque estaba encarcelado en una prisión israelí y no en una de la AP. En términos de política de la AP, Adnan habría sido un tema difícil de tratar, porque representaba todo lo que la AP no defiende, especialmente la liberación de Palestina y de su pueblo.
El fin de anteriores huelgas de hambre de detenidos palestinos en cárceles israelíes, incluso las que había emprendido Adnan, no son más que paréntesis temporales en una existencia empañada por la violencia cotidiana. Israel ha sentado ahora un posible precedente para otros presos palestinos en huelga de hambre: su muerte puede ser el precio final de la resistencia no violenta.
Según la agencia de noticias Ynet, el ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, ha dado instrucciones al servicio penitenciario para que "aplique una política de tolerancia cero" contra otros presos palestinos que emprendan huelgas de hambre u otras formas de resistencia en las cárceles israelíes. "Si los presos optan por la violencia, deben ser tratados con decisión", declaró el ministro de extrema derecha. Una política de tolerancia cero contra una población colonizada es tan disonante que sólo Israel podría percibir alguna lógica en ella. ¿Desde cuándo el colonizador tolera a los que ha colonizado?
El nombre de Adnan seguirá siendo sinónimo de resistencia palestina. La violencia de Israel no carecerá de consecuencias políticas, no en términos de diplomacia internacional, sino de cómo los palestinos darán forma a su propia política a medida que avancen. Ese será el legado perdurable de Khader Adnan.
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