El Ministerio del Interior saudí anunció ayer la ejecución de una condena a muerte contra un joven de la minoría chií, casi siete años después de su detención.
El ministerio dijo que había ejecutado la sentencia de muerte contra Manhal Al-Ribh, condenado por "unirse a una célula terrorista que buscaba la corrupción en el país".
Al-Ribh fue declarado culpable de disparar contra vehículos de seguridad con intención de matar y de poseer armas y munición con el fin de perturbar la seguridad.
También se le acusó de ocultar a una persona buscada y de apoyar su ideología, en una referencia indirecta al clérigo chií Nimr Al-Nimr, ejecutado por las autoridades saudíes en 2016.
Al-Ribh es la vigésima persona ejecutada por las autoridades saudíes este año.
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La Organización Saudí Europea para los Derechos Humanos advirtió de que la ejecución de Al-Ribh, que no estaba implicado en el asesinato de ningún miembro del personal de seguridad, contrariamente a lo que se había afirmado en el comunicado oficial, hace temer que se lleven a cabo más ejecuciones.
Según la organización, hay 63 detenidos, entre ellos nueve menores, que se enfrentan a la pena de muerte.
Arabia Saudí había acusado anteriormente a los detenidos chiíes de ser leales a Irán y recibir órdenes de éste. Su situación no ha cambiado desde el acuerdo de reconciliación entre Arabia Saudí e Irán de hace dos meses.