Tras una década de tensas relaciones, Turquía y Egipto muestran por fin claros signos de normalización.
Tras la visita de solidaridad y condolencia del ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Sameh Shoukry, a Turquía tras el devastador terremoto, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, visitó El Cairo el 18 de marzo. Y, más recientemente, Shoukry visitó Ankara para entrevistarse con su homólogo. Se transmitieron mensajes de cooperación económica y de paz y estabilidad regionales, y quedó entendido que ambos países podrían estar representados a nivel de embajadores.
Se espera en algún momento una reunión entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi. El apretón de manos entre ambas partes en el Mundial de Fútbol de 2022, propiciado por el emir de Qatar, rompió el hielo entre los dos líderes, y se esperan nuevos pasos conciliadores. Las consideraciones geopolíticas relativas al Mediterráneo Oriental y Libia, entre otras cuestiones, y el refuerzo de los lazos económicos han influido en la trayectoria de la normalización.
Un repaso a la historia reciente de las relaciones bilaterales
Las tensas relaciones han marcado la última década. A pesar de la importancia inicial atribuida a la cuestión de los Hermanos Musulmanes, a los que Turquía proporcionó asilo, parece haber pasado a un segundo plano en las actuales conversaciones de negociación tras sufrir algunos cambios de percepción. Los dos gobiernos apoyaron a bandos opuestos durante la Primavera Árabe. La participación militar turca en Libia en 2020 fue decisiva para salvar al gobierno de Trípoli reconocido por la ONU. Por el contrario, El Cairo puso toda la carne en el asador con Haftar, cuya malograda ofensiva mermó las posibilidades del caudillo de controlar todo el país. Sin embargo, los líderes de ambas naciones quieren dejar atrás este legado.
Aunque este proceso no ha sido indoloro, ha allanado el camino hacia la reconciliación. Este impulso en curso ha influido en otras cuestiones, como la compleja geopolítica del Mediterráneo Oriental. Ankara y El Cairo buscan un terreno común en la delimitación marítima. El reciente anuncio por parte de Egipto de una licitación para la exploración energética en el Mediterráneo Oriental, que tenía en cuenta la Zona Económica Exclusiva (ZEE) delimitada por Turquía, es un paso productivo.
En el pasado, Egipto estaba más alineado con las posiciones de Grecia y el sur de Chipre. En agosto de 2020, Grecia y Egipto firmaron un acuerdo de zona económica exclusiva en respuesta al anterior pacto de autorización marítima de Turquía con Libia en 2019.
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El aspecto económico de las relaciones
Además, es importante destacar el aspecto económico de la relación. Los dirigentes egipcios pretenden sanear una economía en crisis. El sector turístico egipcio quedó devastado en el periodo posterior a la pandemia, mientras que la guerra de Ucrania disparó los precios mundiales de los alimentos y las materias primas. La inflación se ha disparado por encima del 40%, arrastrando a la moneda nacional al punto más bajo de su historia.
El FMI ha prometido una financiación de 3.000 millones de dólares condicionada a la aplicación de profundas reformas. Los financiadores tradicionales de El Cairo en el Golfo, como Arabia Saudí, también han cambiado de rumbo y sólo ofrecen un salvavidas si se cumplen las condiciones. El ministro saudí de Finanzas, Mohammed Al-Jadaan, declaró: "Solíamos conceder subvenciones directas y depósitos sin condiciones. Y estamos cambiando eso". Una decepción similar se produjo con EAU, lo que subraya el limbo de El Cairo y su desesperada necesidad de ayuda.
Paradójicamente, a pesar de las fricciones políticas turco-egipcias de la última década, los lazos económicos entre ambas partes se mantuvieron sólidos. El comercio bilateral ha experimentado un crecimiento considerable, con un aumento interanual del valor comercial del 14%, hasta alcanzar los 7.700 millones de dólares en 2022, frente a los 6.700 millones de dólares anteriores. Las exportaciones egipcias a Turquía también experimentaron un aumento, alcanzando los 4.000 millones de dólares en enero-diciembre de 2022, un incremento del 32,30% desde los 3.000 millones de dólares.
Además, Egipto puede beneficiarse de la cooperación energética con Turquía en el Mediterráneo. Esta cuestión podría cimentar aún más las relaciones bilaterales entre El Cairo y Ankara. El presidente Erdogan destacó en una ocasión el carácter distinto de los lazos de Turquía con Egipto, haciendo hincapié en la búsqueda de la paz regional de la mano de Turquía y Egipto.
¿Pueden reducirse las diferencias?
En cualquier caso, El Cairo parece haber reconocido que los intereses y preocupaciones turcos no pueden desestimarse. Esta situación ha llevado a Egipto a reevaluar su enfoque, revisando su pasada entente con Grecia. La senda de la normalización es prometedora, pero el éxito dependerá de la voluntad política de convertir los actuales acercamientos de movimientos transaccionales y tácticos en compromisos estratégicos a largo plazo.
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