Gane quien gane las elecciones turcas de este mes, se espera que el país miembro de la OTAN mantenga unas relaciones cordiales con Rusia que ya han soportado varios años de cambios drásticos en la política exterior de Ankara, informa Reuters.
Lo que provocó ese cambio fue la grave crisis económica de Turquía, que obligó al presidente Tayyip Erdogan a enmendar las tensas relaciones con naciones como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí e Israel, a las que antes había criticado con vehemencia, según los analistas.
La guerra de Rusia contra Ucrania y su impacto en la economía mundial también han puesto de manifiesto que Ankara no es el momento de buscarse peleas internacionales, una característica de las dos décadas de Erdogan en el poder.
El acercamiento a Egipto e incluso un intento de normalizar los lazos con Siria también están en marcha, apenas 12 años después del inicio de la guerra siria.
Fatih Ceylan, director del Centro de Política de Ankara, un grupo de reflexión con sede en la capital turca, afirma: "Los giros en U se produjeron por necesidad, más que por una elección deliberada".
Rusia, por su parte, era un vecino con el que Turquía tenía que trabajar.
Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022, Turquía ha hecho equilibrios diplomáticos. Ankara se opone a las sanciones occidentales a Rusia y mantiene estrechas relaciones tanto con Moscú como con Kiev, sus vecinos del Mar Negro. También ha criticado la invasión rusa y ha enviado drones armados a Ucrania.
"Turkiye no puede dejar de lado a Rusia; es un vecino poderoso y tenemos unos fuertes lazos económicos y comerciales que están directamente relacionados con nuestros intereses nacionales", añadió Ceylan.
El presidente ruso, Vladimir Putin, y Erdogan participaron virtualmente en la ceremonia de inauguración el mes pasado de la primera central nuclear de Turquía, construida por la empresa estatal rusa de energía nuclear, Rosatom.
Putin la calificó de proyecto emblemático que contribuyó a "reforzar la polifacética asociación entre nuestros dos Estados".
El 14 de mayo se celebran en Turquía las elecciones presidenciales y parlamentarias más importantes de la historia moderna del país.
La crisis del coste de la vida provocada por la inflación ha mermado el apoyo de Erdogan en los últimos años, y las encuestas le sitúan por detrás de su principal oponente, Kemal Kilicdaroglu.
"Cualquier crisis prolongada de política exterior podría perjudicar aún más a la economía turca", afirmó Birgul Demirtas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Turco-Alemana de Estambul.
¿Nueva postura?
A Moscú le preocupa que un cambio de gobierno pueda conducir a una postura más prooccidental de Turquía, según Ahmet Kamil Erozan, vicepresidente del partido IYI, que forma parte de una alianza de seis partidos de la oposición.
"Tenemos que hacer balance tanto con Rusia como con Estados Unidos el primer día de trabajo, porque la política exterior de Erdogan se basaba en las relaciones personales", afirmó Erozan, considerado uno de los aspirantes al puesto de ministro de Exteriores si gana la oposición.
Si la oposición gana las elecciones, Turquía intentará reducir su dependencia energética de Rusia del 50% al 30%, añadió Erozan, que también fue diplomático.
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A pesar de la guerra en Ucrania, Turquía ha mantenido relaciones cordiales con Rusia, y el año pasado Ankara y las Naciones Unidas negociaron un acuerdo que permitió la reanudación de las exportaciones de grano ucraniano desde los puertos del Mar Negro.
El enfoque equilibrado de Turquía hacia Rusia no cambiará si Kilicdaroglu sustituye a Erdogan, dijo Ceylan, que también fue enviado de Turquía ante la OTAN.
Turquía mantiene estrechos lazos económicos con Rusia, que incluyen el turismo, el suministro de gas, el comercio de cereales y otros productos agrícolas.
El propio Kilicdaroglu prometió una "continuación sólida y creíble de las relaciones entre Turquía y Rusia" si resulta elegido presidente.
La alianza de la oposición, que ha prometido hacer retroceder muchas de las políticas de Erdogan, también ha dicho que daría prioridad a la diplomacia y abandonaría el estilo de confrontación que ha marcado la política exterior turca en la última década.
La alianza quiere que el Ministerio de Asuntos Exteriores vuelva a estar al mando y promete construir relaciones con Estados Unidos y Rusia basadas en la confianza mutua.
Los cambios en la política exterior turca han sido bien acogidos por sus rivales regionales, pero la relación de Ankara con la Unión Europea sigue siendo complicada.
Erozan declaró que la alianza de la oposición veía la plena adhesión a la UE como un objetivo sólido, y afirmó que los valores comunitarios de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho coincidían con su visión.
La oposición pretende volver a los parámetros tradicionales de la política exterior turca, anclados en la orientación hacia Occidente, afirmó Demirtas.
"Sin embargo, cabe destacar su énfasis en la igualdad en las relaciones internacionales de Turquía con todos los actores internacionales, incluidos la UE, Estados Unidos y Rusia", añadió.