El 23 de abril completé el Maratón Internacional de Madrid, mi decimocuarto maratón completo, una hazaña nada fácil. Pero esta vez, mi carrera tuvo una causa importante: concienciar sobre la importancia de apoyar medios de comunicación palestinos independientes, como The Palestine Chronicle y The Electronic Intifada.
En 2008, corrí mi primer maratón sin tener planes de seguir corriendo. Esto cambió y continué corriendo, incluso después de una complicada operación de espalda que me advirtió que "la vida nunca volvería a ser igual". A pesar de que caminar era esencial en mi vida en Londres, el dolor de recuperación fue insoportable. Desesperado por una escapatoria, decidí salir a correr sin preparación ni equipamiento adecuado, lo que resultó en una lesión que me dejó en cama por casi tres días y el temor de tener que someterme a una nueva operación.
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No lo hicieron. Al final me recuperé y seguí corriendo, esta vez sin ser impulsiva. Quería hacerlo bien, así que empecé a leer sobre correr, en particular sobre correr un maratón.
A medida que profundizaba en los detalles de este deporte, me di cuenta de que las carreras de larga distancia no sólo requieren fuerza física, sino también paciencia, sabiduría y un entrenamiento gradual. También aprendí que, a diferencia de las carreras de velocidad y otros deportes, la edad no es un factor importante en las carreras de larga distancia. Leí historias de hombres y mujeres de 70 y 80 años que corren maratones con regularidad.
Me inscribí en el maratón de Vancouver en la primavera de 2008 y lo completé con éxito. Fue el esfuerzo físico más agotador que he soportado en mi vida. Sin embargo, cuando crucé la línea de meta, ya había decidido correr un segundo maratón ese mismo año.
Desde entonces no he dejado de correr. Después de un maratón especialmente agotador en Singapur -sin saber que la humedad podía ser un obstáculo tan grande- decidí diversificar mi entrenamiento. Aprendí, al menos para mi grupo de edad, que las carreras de larga distancia no deben desvincularse de la salud o la forma física en general. Esto me permitió seguir corriendo a lo largo de los años.
Dicho esto, también cometí muchos errores. A continuación resumo lo que hice y lo que no hice, lo que me ayudó a correr un maratón y a seguir corriendo:
1. Correr con una causa y por una causa
Aunque un entrenamiento físico constante debería bastar para que cualquiera pudiera correr un maratón, correr una distancia como 26,2 millas (42,195 kilómetros) requiere algo más que resistencia física. La concentración mental y la determinación son imprescindibles. Encuentra tu causa, ya sea personal o colectiva. Asocie su carrera con la superación de un obstáculo mental o emocional aparentemente imposible. Esto te mantendrá fuerte y, cuando llegues a la meta, sentirás que, en cierto modo, has renacido.
Personalmente, como refugiado palestino, correr ha sido mi mecanismo de supervivencia. Aparte de los fondos que he recaudado a lo largo de los años para diversas causas humanitarias, la mayoría relacionadas con Palestina, considero que correr es una forma de resistencia mental. Me permite mantenerme positivo, centrado y luchar obstinadamente por la justicia para mi pueblo.
2. Sé paciente, calculador, pero también constante
No corras a pesar de tus lesiones, pero no utilices tus debilidades como excusa para quedarte quieto. Sigue moviéndote. Un paso cada vez, un kilómetro cada vez. Aumenta gradualmente la distancia y la duración, cada semana y con cada carrera. Construye tu registro de carreras con el tiempo. Haz estiramientos. Haz yoga. Descansa. Vuelve a correr.
3. Establezca un objetivo
Cada persona corre por una razón diferente, y a veces el objetivo es simplemente mantenerse en forma. Pero no tener un objetivo puede dificultar la continuidad de la carrera a lo largo del tiempo. Fíjese un objetivo, ya sea correr 5 kilómetros o una maratón completa. El objetivo físico puede controlarse mediante el tiempo y la distancia. El objetivo mental es algo totalmente personal. Mantén siempre estos objetivos delante de ti. Te mantendrán fuerte física y mentalmente.
4. Diversifique su entrenamiento
La forma física no puede lograrse a través de un único deporte o modo de vida. Para ser sostenible, la forma física requiere un enfoque integral que combine lo físico con lo mental. Por ejemplo, para correr, debes aprender a dar largos paseos y caminatas, y también debes desarrollar tu forma física y resistencia general. Esto te permitirá completar algo más que una sola carrera, ya sea un maratón completo o cualquier otro tipo de carrera. Le ayudará a continuar durante mucho más tiempo.
5. Tómate descansos
Date la oportunidad de recuperarte mediante una práctica recuperación activa o un descanso completo, dependiendo de la duración de tu carrera y del estado de tu cuerpo. Correr con lesiones sólo puede agravar esas lesiones, negándote la oportunidad de reanudar el entrenamiento en un plazo adecuado.
6. Utiliza el running para hacer algo bueno en el mundo
Correr no tiene por qué ser una actividad solitaria. También puede ser una actividad comunitaria, en la que participen amigos, vecinos y la comunidad. Los medios digitales, aunque nos "conectan" en algunos aspectos, nos separan en otros. Correr con otros, y para otros, nos ayuda a reconstruir nuestras comunidades de un modo que las redes sociales, por ejemplo, no pueden. Además, en la era del aumento de las tasas de obesidad, animar a los niños a correr puede tener un impacto significativo en sus vidas a medida que crecen. De hecho, correr puede salvar vidas.
Y, si algún día decides correr un maratón, sólo entonces entenderás estas palabras del legendario fondista checo Emil Zátopek: "Si quieres correr, corre una milla. Si quieres experimentar una vida diferente, corre un maratón".
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