Miral se encontraba sola en la ambulancia, sin saber el destino de su familia. El ataque aéreo que tuvo como objetivo su edificio residencial en Gaza la despertó de madrugada. Con un rostro inocente y una voz temblorosa, Miral preguntó al médico que la acompañaba: "¿Dónde está mi padre?". En un vídeo que se ha viralizado en las redes sociales, se puede ver cómo la niña hace esta pregunta una y otra vez. Sin saberlo, la ambulancia también transportaba los restos de sus familiares y vecinos. La imagen de Miral se ha convertido en un símbolo desgarrador de la crueldad que los niños de Gaza han sufrido en medio de la violencia.
La niña de diez años se había dormido esa noche después de escuchar las tiernas palabras de sus padres, sin saber que sus vidas estaban en peligro. Pero su sueño tranquilo se vio interrumpido por las Fuerzas de Defensa de Israel, que más tarde se jactaron de sus "precisos logros militares". Esta frase, que encubre la realidad de la muerte de seres humanos, no puede ocultar la devastación que causaron las bombas lanzadas por aviones de guerra israelíes. En ese ataque, murieron el doctor Jamal Khuswan, su esposa, la farmacéutica Mervet Banat, y su hijo mayor, Yusef, quien estaba estudiando medicina. Miral y sus hermanos Minna, de 17 años, Yazan, de 15, y Yamen, de 14, quedaron huérfanos y tuvieron que afrontar el shock y la incredulidad que les acompañaría durante el resto de sus vidas.
Como siempre, las autoridades israelíes afirmaron que habían eliminado a "terroristas que planeaban atacarnos". El primer ministro Benjamin Netanyahu y su gobierno de extrema derecha se enorgullecieron de una operación "exitosa y eficaz" que había logrado sus objetivos. Sin embargo, no mencionaron las identidades de las víctimas ni el hecho de que la mayoría eran civiles, entre ellos un número significativo de niños y mujeres.
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Lo que ocurrió en la madrugada del 9 de mayo fue un ejemplo del enfoque habitual de los militares israelíes hacia las poblaciones civiles.
La situación en la Franja de Gaza es alarmante. Los militares israelíes han estado atacando a la población civil de manera habitual, con ataques indiscriminados a hogares, escuelas y hospitales, entre otros lugares. Los niños y las personas mayores, quienes son más vulnerables, son especialmente afectados por esta violencia.
El Dr. Khuswan, quien era respetado y querido por su comunidad, se convirtió en una víctima más de esta violencia. Él dedicó su vida a ayudar a los demás, pero su bondad no lo salvó de la cruel realidad que enfrentan los palestinos a diario. Él es uno de los muchos profesionales médicos y académicos que han sido asesinados por Israel.
Los ataques de los militares israelíes no son precisos ni justificables. Están causando terror y sufrimiento a la población civil, quienes tienen derecho a vivir en paz y seguridad. El gobierno de Netanyahu debe detener estos ataques y encontrar una solución pacífica al conflicto.
Los palestinos merecen vivir en libertad y sin miedo. La comunidad internacional debe hacer más para detener la violencia y proteger a los civiles. Todos debemos unirnos para detener esta injusticia y lograr una paz duradera en la región.
Las familias palestinas pasan noche tras noche aterrorizadas mientras continúan las incursiones. El suelo tiembla cuando cada misil y bomba disparados por los israelíes alcanzan sus objetivos en barrios residenciales. Algunas personas, incluidos niños, pasan horas bajo los escombros viendo impotentes cómo sus padres, hermanos o abuelos mueren ante sus ojos. Estas espantosas experiencias les marcan de por vida.
Esto es lo que los israelíes llaman bombardeos de "precisión". Esto es lo que ellos, con gran insensibilidad, celebran. Esto es lo que significa ser palestino en la asediada Franja de Gaza.
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