El presidente tunecino, Kais Saied, ha negado la existencia de un sentimiento antisemita en Túnez, como demuestra su protección de la minoría judía tras la invasión del país por el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Túnez fue criticado tras el atentado perpetrado en las inmediaciones de la sinagoga El Ghriba, en la isla de Yerba, que se saldó con la muerte de tres agentes de seguridad y dos visitantes, además del autor del ataque, perteneciente a la Guardia Nacional. En el momento del atentado, la sinagoga acogía celebraciones de temporada, que atraían a miles de visitantes judíos tanto de Túnez como del extranjero.
En su primera respuesta tras el atentado, el presidente Kais Saied rechazó las acusaciones de antisemitismo en Túnez. Durante su visita a la residencia de su familia en el distrito de Ariana, cerca de la capital, el sábado, Saied, que estaba rodeado de fuerzas especiales, dijo: "Las tiendas del ejército nazi estaban aquí. Los judíos se escondían en la casa de mi abuelo; estaban dentro de la casa para protegerse del Ejército nazi".
En discursos anteriores, Saied afirmó que la casa de su abuelo estuvo abierta a los judíos, incluida la fallecida activista feminista Gisèle Halimi, tras la llegada de las fuerzas nazis a Túnez en 1942.
En su respuesta a las acusaciones occidentales, añadió: "Ahora hablan de semitismo. Nuestros hermanos palestinos, ancianos, jóvenes y mujeres son asesinados cada día, sus casas son demolidas y nadie habla de ello".
Y continuó: "Quienes tergiversan la historia, manipulan los hechos, conspiran contra el Estado y pretenden socavar la paz civil, y luego lanzan acusaciones de antisemitismo desde círculos externos; ¿en qué época viven y por qué han perdido la memoria, no recuerdan nada?".
La campaña de Túnez durante la Segunda Guerra Mundial duró hasta mayo de 1943, finalizando con la derrota de las fuerzas del Eje. Túnez albergó una importante minoría judía, que rondaba los 100.000 hasta la década de 1950, un número considerable si se tiene en cuenta la población de la época. Sin embargo, la mayoría abandonó el país con el estallido de las guerras árabe-israelíes. Hoy, su número en Túnez es como mucho de dos mil, y la mayoría reside en la isla de Yerba.
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