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La artista saudí Hawazin Alotaibi replantea las normas de género y la masculinidad en el Golfo

Alotaibi desafía las concepciones tradicionales de la masculinidad árabe a través de su habilidad para emplear la distorsión de la imagen y procesos de impresión experimentales en la creación de impactantes retratos de figuras masculinas

 

En la exposición "Fingerprints of a Lover" (Huellas dactilares de un amante), realizada el año pasado en el espacio Backhaus Projects de Berlín, se destacaba un lienzo cautivador. Presentaba una escena serena y hermosa con dos hombres árabes parados frente a un exuberante arbusto de flores magenta, mientras palmeras y un cielo rosa flamingo decoraban el fondo.

La obra lograba un efecto notable: los espectadores experimentaban una momentánea miopía. Los dos hombres en el cuadro aparecían desenfocados, sus rasgos faciales se difuminaban. Sin embargo, sus poses relajadas y ligeramente tímidas dejaban entrever su personalidad.

Este cuadro, titulado "Nakhlah", pertenece a la talentosa artista emergente saudí Hawazin Alotaibi, quien reside en Brixton (Londres). Alotaibi, un alma interdisciplinaria, emplea imágenes de diversas fuentes, incluyendo recuerdos personales, y las fusiona como un compositor o DJ. Sus remezclas visuales abordan la noción de masculinidad y la autorrepresentación de los hombres en el mundo árabe.

Alotaibi no teme usar la distorsión de la imagen y experimentar con procesos de impresión para crear retratos de figuras masculinas que desafían las concepciones cambiantes de la masculinidad árabe. Vivir en un momento de apertura cultural en su país natal, Arabia Saudí, y presenciar un cambio masivo de mentalidad entre las generaciones jóvenes, tanto hombres como mujeres, le inspiró a plasmar las normas de género de manera contemporánea y única.

Para comprender lo que distingue a las pinturas de Alotaibi, es importante considerar que, en el arte occidental, la mujer ha sido retratada una y otra vez como el paradigma de la belleza, especialmente por artistas masculinos. La mujer ha sido objeto de admiración en lugar de ser reconocida como sujeto que realiza actos admirables.

Abordar el discurso de la mirada femenina ya es un desafío considerable en el ámbito del arte occidental. Trasladar esta perspectiva relativamente nueva a la floreciente escena del arte contemporáneo de Oriente Medio se vuelve aún más complejo. En primer lugar, el arte islámico tradicional tiende a ser iconoclasta y la representación del cuerpo se reserva principalmente a los artistas contemporáneos. La propia Alotaibi relata que, cuando crecía en Arabia Saudí, le estaba prohibido dibujar rostros. Si bien en el arte contemporáneo hay muchas artistas árabes que representan la figura humana, su enfoque suele abordar la censura del cuerpo femenino en sociedades conservadoras.

Alotaibi abraza un enfoque diferente al reivindicar su propia perspectiva como mujer. Su mirada representa la esencia misma de la mirada femenina, una forma de observar el entorno sin enfocarse en su propio cuerpo. De manera interesada y curiosa, la artista dirige su atención hacia los hombres, captando su lado suave, vulnerable y bello. Si bien estos atributos suelen asociarse clásicamente con las mujeres, Alotaibi destaca que también pueden encontrarse en el sexo opuesto. A través de sus obras, resalta estos rasgos al ubicar a las figuras entre flores.

Un ejemplo de esto se puede apreciar en "Softboi", donde una figura delgada y difuminada, vestida con prendas tradicionales, se yergue en un campo de flores magenta, mientras un cielo rosado lo envuelve. Tanto la figura como las flores se estiran, evocando la estética de Francis Bacon. Sin embargo, a diferencia de Bacon, quien utilizaba la distorsión para representar pesadillas, Alotaibi emplea esta técnica para plasmar sueños. Su enfoque no es sarcástico ni sardónico; no hay lugar para la sátira en su actitud. Incluso el título de su serie, "Softies", se enmarca en el terreno de la ternura y el juego, más que en el de la burla.

Hawazin Alotaibi, artista emergente saudí afincado en Brixton (Londres) [Phoebe Wingrove/An Effort Art 2].

La artista desarrolló este enfoque distintivo mientras estudiaba en Occidente, al igual que muchos de los nuevos artistas saudíes de su generación, lo que les brindó la oportunidad de experimentar las ventajas de vivir entre culturas diversas. Al cursar estudios de pintura en la Universidad de las Artes de Londres y en el Royal College of Art, Alotaibi pudo examinar su educación desde una perspectiva distanciada, sin abandonar nunca su identidad como mujer saudí.

Es importante destacar que no adoptó acríticamente una perspectiva occidental, sino que también se distanció de la estética orientalista estereotipada de manera radical. La artista recuerda que algunos tutores le sugerían representar temas relacionados con el Oriente Medio, como camellos y desiertos, algo que ella rechazaba claramente como objeto de su obra.

Al rememorar su educación en Arabia Saudí, un país que en su infancia no mostraba signos de apertura hacia el mundo exterior, Alotaibi pudo examinar de manera crítica los panfletos que recibía en la escuela, los cuales describían cómo se esperaba que las niñas se comportaran: vestirse con modestia y ser dulces y delicadas en su comportamiento y lenguaje.

La artista misma ha sido testigo de cómo las normas de género en su región están evolucionando con las nuevas generaciones, en gran parte gracias a las redes sociales. Ha observado una serie de imágenes en las que los hombres saudíes se moldean y representan de formas que hace tan solo diez años serían impensables.

De hecho, los hombres en sus cuadros no son representados con rigidez ni actitud imponente, sino con una calidad onírica. En una de sus obras, un sujeto se sitúa sobre un fondo azul cielo rodeado de hortensias y recibe flores de una paloma.

A pesar de haber experimentado un fuerte condicionamiento de género en su país natal, Alotaibi no parece resentida por ello. En cambio, disuelve la tensión generada por una educación patriarcal y nos acerca a un tipo de belleza diferente y novedoso que antes simplemente no era visible.

Su actitud, su singular exploración artística del género y la calidad visual de su obra la convierten en una de las voces más originales dentro del panorama artístico contemporáneo. Alotaibi captura la dinámica cultural y política en constante cambio en la región del Golfo.

Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen al autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Monitor de Oriente

 

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