Los saqueos masivos por parte de hombres armados y civiles están convirtiendo la vida en una miseria aún mayor para los residentes de Jartum atrapados por los encarnizados combates entre el Ejército de Sudán y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), según han declarado testigos, informa Reuters.
Mientras que las RSF dominan la capital sobre el terreno y el Ejército lleva a cabo frecuentes ataques aéreos, los testigos dijeron que la policía simplemente había desaparecido de las calles cuando comenzaron los combates en Jartum el 15 de abril.
"Nadie nos protege. No hay policía. Ningún Estado. Los criminales atacan nuestras casas y se llevan todo lo que tenemos", declaró Sarah Abdelazim, de 35 años, empleada del gobierno.
Mientras el caos se apodera de Jartum, el ejército acusa a la RSF de saquear bancos, mercados de oro, casas y vehículos. La RSF niega la acusación y ha publicado vídeos en los que se ve a sus hombres deteniendo a saqueadores. La fuerza paramilitar afirma que algunas personas llevan uniformes de la RSF y roban para hacerles quedar mal.
Algunos testigos afirman que las RSF roban vehículos y montan campamentos en las casas de la gente. La RSF también lo niega.
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Más de 17.000 hombres que estaban encarcelados en las dos prisiones más peligrosas de Sudán -Kobar y Al Huda- fueron liberados a principios de los enfrentamientos. Ambos bandos se culpan mutuamente de la fuga de presos.
La ciudad del diablo"Ahora vivimos en la ciudad del diablo. La gente lo está saqueando todo y ni el ejército ni la RSF ni la policía, ninguno de ellos quiere proteger a la gente corriente. ¿Dónde está el Estado?", afirmó Mohamed Saleh, de 39 años, maestro de primaria.
Los enfrentamientos estallaron tras las disputas sobre los planes para que la RSF se uniera al Ejército y la cadena de mando como parte de una transición política. Han provocado la huida de unas 200.000 personas a países cercanos y más de 700.000 han sido desplazadas dentro de Sudán, desencadenando una crisis humanitaria que amenaza con desestabilizar la región.
En Jartum y sus ciudades hermanas, Bahri y Omdurman, siguen produciéndose intensos combates, a pesar de las conversaciones entre el ejército y la RSF en Yeda, con mediación saudí y estadounidense, para garantizar el acceso de la ayuda humanitaria y un alto el fuego.
La mayor parte de la atención se centra en las batallas, no en el caos que está desmoralizando a la población, ni en el rápido agotamiento de los suministros de alimentos, dinero en efectivo y otros artículos de primera necesidad que impulsan gran parte de los saqueos.
Se han visto grupos enormes saqueando tiendas de teléfonos móviles, oro y ropa.
En la principal zona industrial de Sudán, donde se encuentran los principales fabricantes de alimentos e industrias, se saquearon fábricas, entre ellas un molino de trigo perteneciente al grupo DAL, el mayor conglomerado del país.
"Blandían machetes, los agitaban en el aire", declaró Qassim Mahmoud, director general de un banco, que pasó por la zona cuando huía de Jartum hacia Egipto y vio cómo se llevaban sacos de trigo y grandes electrodomésticos.
En Omdurman ardieron tres almacenes de productos básicos. El jueves se pudo ver en un vídeo a personas que robaban colchones y ropa y los cargaban en camiones. Otros utilizaban carros tirados por burros.
"Ayer vinieron unos ladrones y robaron en mi casa de Omdurman. ¿A quién puedo reclamar?", dijo Ahmed Zahar, comerciante de 42 años.
Muchos habitantes de Jartum han publicado mensajes en las redes sociales pidiendo ayuda para recuperar los coches robados.
En un banco donde ya se había saqueado dinero, la gente también se estaba apoderando de televisores y muebles, dijo un testigo de Reuters.
Los saqueadores también han atacado almacenes de ayuda.
La agencia de ayuda médica MSF, una de las pocas entidades que siguen prestando ayuda en Jartum, declaró que hombres armados habían irrumpido en su almacén de Jartum el martes y se habían llevado dos coches llenos de suministros.
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