Las medidas represivas y la persecución judicial no silenciarán a una generación que creció en un ambiente de libertades tras la revolución de enero de 2011 en Túnez, han afirmado activistas.
Las restricciones y los ataques contra los activistas no hacen sino reforzar su determinación, ha afirmado el activista Ali Kanis.
El preso político Sahbi Atigue ha iniciado una huelga de hambre en la cárcel, según declaró el sábado la abogada Saida Al-Akrami tras visitarlo. Ha "perdido cinco kilos de peso. Su rostro también ha palidecido, camina despacio y los signos de emaciación son evidentes", añadió.
"Sahbi Atigue sólo ha consumido un litro de agua en toda una semana. Ha sido trasladado al hospital, pero se negó a salir del vehículo de la prisión con las manos atadas, y luego fue examinado por un médico dentro del vehículo". Subrayó que "insiste en su huelga de hambre y sólo la pondrá fin en su casa o cuando fallezca".
La injerencia del presidente tunecino Kais Saied en el poder judicial y sus continuas presiones sobre él son bien conocidas por los observadores nacionales e internacionales.
El sábado, decenas de jueces tunecinos, abogados, activistas y defensores de los derechos humanos extranjeros se reunieron en un simposio para debatir los esfuerzos de las autoridades por socavar la independencia del poder judicial.
La abogada Dalila Mosadeq, miembro del Comité de Defensa de los Presos Políticos, declaró que "el poder judicial espera instrucciones para detener o poner en libertad a personas, y ya no es independiente ni tiene autoridad para tomar decisiones. Está bajo presión".
El papel de la defensa, añadió, se ha convertido en una formalidad, utilizada para añadir legitimidad a los juicios, mientras que "los alegatos, la opinión del juez y los textos legales ya no son importantes, y lo que importa son las decisiones de la autoridad ejecutiva".