Los abrazos son fugaces y una persona puede pasar de un abrazo a otro por cualquier motivo. No es una frase para promocionar un burdel ni la dijo una prostituta al pasar del abrazo de uno a otro. En realidad fue dicha en el discurso del jefe del régimen sirio, Bashar Al-Assad, que celebró su regreso al abrazo de la Liga Árabe con estas repugnantes palabras.
El hombre pasó del abrazo de Rusia al abrazo de Irán, luego, del abrazo de Irán al abrazo de Arabia Saudí, y del abrazo de Arabia Saudí al abrazo de la Liga Árabe. Los abrazos son efímeros y pasar del abrazo de uno a otro se hace por una buena razón a los ojos del criminal de guerra Bashar Al-Assad.
Unir y complacer. Esta es una frase que oímos a menudo en Egipto para desear un feliz noviazgo y un buen matrimonio, pero cuando se trata de la imagen de Al-Sisi saludando a Bashar Al-Assad e intercambiando risas y palabras amistosas con él, no encontramos nada que exprese mejor esta reunión de criminales, asesinos y dictadores.
Al-Assad participó por primera vez en años en la 32ª Cumbre Árabe celebrada en la ciudad de Yeda, en el Reino de Arabia Saudí. El mismo hombre que mató a más de medio millón de sirios, desplazó a millones, fue el mayor causante de lo que hace años se conoció como la crisis mundial de refugiados, encarceló a decenas de miles de sirios y se convirtió en uno de los mayores narcotraficantes del mundo, concretamente de la droga Captagon. También introdujo países, milicias, militantes y matones en Siria convirtiéndola en un nuevo símbolo del fascismo militar.
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Abdel Fattah Al-Sisi, que mató a casi 1.000 egipcios en un día, participó en la comisión de la mayor y más atroz masacre de la historia moderna de Egipto, el 14 de agosto de 2013, en las plazas de Rabaa Al-Adawiya y Al-Nahda.
Al-Sisi, que continuó sus crímenes con negligencias médicas y ejecuciones extrajudiciales, desplazó a miles de su pueblo en el mayor proceso de alienación de egipcios y detuvo a casi 100.000 ciudadanos en sus distintas cárceles, se reúne con Al-Assad en una escena que frustró a millones de árabes que veían cómo se desarrollaba la escena en distintos países árabes. Algunos llegaron a decir que era el día de declarar la muerte de la Primavera Árabe.
¡Qué sorpresa! Estos hombres están siendo recibidos por el mismísimo Sr. Sierra Hueso, el príncipe heredero saudí Mohammed Bin Salman, un hombre famoso desde octubre de 2018 por su experta habilidad para matar, encarcelar y perseguir a sus oponentes allí donde se encuentren, ya sea en Arabia Saudí o en los consulados de su país en el extranjero. No nos olvidamos del asesinato del periodista disidente saudí Jamal Khashoggi en el interior del consulado de su país en la ciudad turca de Estambul.
Bashar Al-Assad nos advierte de que la región árabe se enfrenta "al peligro del pensamiento expansionista otomano aderezado con la ideología desviada de los Hermanos Musulmanes", en referencia a Turquía y a su presidente, Recep Tayyip Erdogan. Es su intento de coquetear con los jefes y reyes de la cumbre árabe de Arabia Saudí, la mayoría de los cuales no mantienen buenas relaciones con Turquía ni con los Hermanos Musulmanes.
Por otra parte, Al-Sisi cree que el regreso de Siria a la Liga Árabe es una afirmación del papel árabe y su defensa del concepto de Estado nacional. No sé si el concepto de Estado nacional significa que un general militar asume el poder en un golpe violento o si se basa en el número de opositores detenidos. ¿Es el Estado nacional un Estado que impide la acción política, controla los medios de comunicación, suprime la libertad de expresión y bloquea los sitios web de la oposición?
La escena del apretón de manos de Al-Sisi y Al-Assad es un crimen contra la nación árabe, una escena que representa el fracaso de los países y gobiernos occidentales a la hora de apoyar las causas de los pueblos árabes oprimidos y su negativa a tratar con las dictaduras árabes que no respetan los derechos humanos y no acatan los pactos internacionales.
En las redes sociales, los comités electrónicos saudíes y egipcios celebraban el apretón de manos de Al-Sisi y Al-Assad, enumeraban las ventajas de la participación de Al-Assad en esta cumbre y decían cómo la nueva Arabia Saudí era capaz de devolver a Siria al abrazo árabe. Sin embargo, por otro lado, la mayoría del pueblo árabe maldecía a ambos, mañana y noche, y no deseaba otra cosa que su marcha, lo antes posible. Esperaban que los países árabes volvieran al abrazo de sus pueblos, lejos de que sus gobernantes pasaran del abrazo de unos a otros.
Ojalá esto ocurra pronto.
Este artículo apareció por primera vez en árabe en Arabi21 el 19 de mayo de 2023
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