Argelia ha vuelto a plantear la cuestión de la indemnización a las víctimas de las minas terrestres sembradas por la colonización francesa en Argelia, que causaron más de 7.000 víctimas, incluidas las que sufrieron discapacidades permanentes. La situación es la secuela de uno de los crímenes coloniales más significativos, cuyos impactos han persistido mucho después de que Argelia obtuviera la independencia.
El presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Minas Terrestres de Argelia, Mohammed Jouadi, afirmó los continuos esfuerzos de su organización para conseguir que el Estado francés indemnice a las víctimas de las minas terrestres y reconozca sus crímenes durante la época colonial.
En su intervención en un simposio internacional sobre la experiencia argelina en la retirada de minas, el portavoz destacó que Argelia sigue comprometida con todos los acuerdos y tratados internacionales. Esta dedicación la ha convertido en "pionera" en esta misión humanitaria, título que le ha otorgado la comunidad internacional. Confirmó además los esfuerzos constantes de Argelia por extender su ayuda y ofrecer asistencia a los países, incluidos los africanos, compartiendo su experiencia en la lucha contra las minas terrestres.
El debate sobre la búsqueda de indemnizaciones se inscribe en un contexto político específico con Francia, con un nuevo enfoque basado en el diálogo entre las partes argelina y francesa. Esto se logra mediante el establecimiento de un comité de historiadores de ambos países para considerar las cuestiones pendientes, según lo estipulado por la declaración argelina firmada por los presidentes de ambas naciones durante la visita de Emmanuel Macron a Argelia en agosto de 2022.
Según el responsable de la aplicación de la Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersona, el coronel Rashid Masoud, Argelia, cuyas tierras fueron contaminadas por más de 11 millones de minas: "no ha escatimado esfuerzos para movilizar sus recursos financieros, y ha conseguido limpiar el país, asistir a las víctimas en todos los aspectos y cumplir sus compromisos".
El orador subrayó que este foro internacional, acogido por la capital de Argelia, contribuye aún más a los esfuerzos del país por alcanzar los objetivos humanitarios del Tratado de Ottawa. Esto es especialmente digno de mención, ya que Argelia es miembro del Comité para reforzar la cooperación para 2023-2024, y señaló que "las cuestiones relacionadas con la erradicación de minas no pueden esperar".
Se mencionó que un enfoque regional podría brindar una oportunidad adicional para movilizar esfuerzos en este ámbito y destacar las dimensiones humanitarias para eliminar esta lacra, que sigue planteando problemas de seguridad, humanitarios y económicos en muchas partes del mundo debido a los restos de guerras y conflictos armados.
Se hizo hincapié en que Argelia ha limpiado totalmente sus tierras de todas las minas, como se declara en el informe anual del Tratado de Ottawa, lo que indica que existe un reconocimiento internacional de la experiencia pionera del país en la limpieza de minas y del papel del Ejército Nacional Popular, que emprendió en solitario esta tarea y se convirtió en "pionero y modelo".
Laid Rebigua, ministro de los Muyahidines y de los Titulares de Derechos, presentó la disposición de Argelia a tender la mano a la comunidad internacional y a esforzarse al máximo con su experiencia pionera para contribuir de manera "eficaz y coordinada" al reto de la retirada de las minas antipersona sembradas en diversas partes del mundo para reducir las amenazas humanitarias y económicas resultantes.
Durante este simposio único, que llevaba por lema "Por un África segura y libre de minas: La experiencia pionera de Argelia en la lucha contra las minas antipersona", se presentó un documental en el que se destacaba el alcance de la labor emprendida por el ejército para limpiar de minas antipersona el territorio argelino y sus fronteras oriental y occidental, así como para asistir a las víctimas de estas bombas.
Desde el punto de vista histórico, es evidente que, en un intento de tensar la cuerda en torno a la Revolución argelina, la colonización francesa construyó en 1956 dos líneas de alambre de espino a lo largo de las fronteras occidental y oriental para impedir la entrada de armas a los revolucionarios. Estas alambradas estaban rodeadas de minas para que fuera imposible cruzarlas.
LEER: Erdogan promete acabar con el sistema de visados discriminatorio de la UE para Turquía