Turquía enviará un batallón de comandos al norte de Kosovo en respuesta a la solicitud de refuerzos de tropas por parte de la OTAN para contener los violentos disturbios, luego de que militantes serbios hirieran a 30 soldados internacionales.
El pasado lunes, serbios étnicos de Kosovo se enfrentaron a las tropas de la Fuerza de la OTAN en Kosovo (KFOR), ocasionando heridas a 11 soldados italianos y 19 soldados húngaros. Estas confrontaciones involucraron el uso de artefactos explosivos improvisados incendiarios, que provocaron fracturas y quemaduras. Además, se reporta que durante el incidente se dispararon balas reales contra las tropas de mantenimiento de la paz.
Los enfrentamientos surgieron luego de que los serbios intentaron bloquear la asunción de funcionarios de etnia albanesa recién elegidos en la zona, exacerbando las tensiones que han ido en aumento en el norte de Kosovo durante el último año.
En un comunicado emitido a través de su cuenta oficial de Twitter, el Ministerio de Defensa de Turquía informó que están siguiendo de cerca los acontecimientos en la región de los Balcanes, donde comparten valores históricos y culturales. Además, instaron a la moderación y al diálogo para resolver los sucesos en el norte de Kosovo, los cuales ponen en peligro la seguridad y la estabilidad regionales.
En respuesta a la solicitud del Mando Conjunto de Fuerzas de la OTAN en Nápoles, el comunicado del Ministerio de Defensa turco anunció que un batallón de comandos se sumará a la misión de mantenimiento de paz de la KFOR como unidad de reserva. Esta unidad será desplegada en el cuartel Sultán Murat en Kosovo hoy y el próximo lunes.
Según el ministerio, el contingente turco que se dirige a Kosovo consistirá en aproximadamente 500 soldados, los cuales se sumarán a los cerca de 350 soldados turcos que ya forman parte de la fuerza total de la KFOR, compuesta por casi 3.800 efectivos. Este despliegue se realiza en el marco del anuncio de la OTAN de aumentar su presencia en la zona con 700 soldados adicionales.
La iniciativa de Ankara se considera una muestra más del creciente papel de Turquía en los Balcanes en los últimos años, especialmente en un momento en el que Estados Unidos, histórico defensor de la independencia de Kosovo, ha impuesto sanciones al gobierno kosovar por intentar tomar el control de edificios municipales y gubernamentales en el norte del territorio.
Washington acusa a Pristina de avivar las tensiones con estos intentos, ya que la región norte de Kosovo está habitada mayoritariamente por serbios étnicos, en contraste con el resto del país, dominado por albaneses y musulmanes.
Aunque Estados Unidos ha criticado y sancionado a Kosovo, ha evitado hacer lo mismo con Serbia por su papel en las tensiones. Muchos analistas consideran que esta política busca evitar que Belgrado se alinee aún más con Rusia, su tradicional aliado y hegemonía, y así contrarrestar el apoyo serbio a la invasión de Ucrania por parte de Moscú y su creciente influencia regional.
Sin embargo, muchos kosovares y críticos de Estados Unidos acusan a las sanciones impuestas a Pristina de ser simplemente un castigo por no haber consultado a Washington en primer lugar durante el proceso de toma de decisiones en Kosovo.