Decenas de niños palestinos se concentraron el martes por la mañana frente a la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la ciudad de Gaza para protestar contra la paralización y suspensión del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la asediada Franja de Gaza. Los manifestantes pidieron al director del PNUD que revocara la decisión, responsabilizándolo de las dificultades a las que se enfrentarán ahora los palestinos sin esta ayuda.
Esta semana, algunas familias que se han beneficiado del programa recibieron el mensaje de que su vale mensual de alimentos del PMA se interrumpiría. Samah Azzam, de 55 años y madre de seis hijos, afirma que la decisión es desastrosa para su familia. El marido de Samah padece una enfermedad crónica y dos de sus hijos y una hija estudian en la universidad. La familia lleva años dependiendo de la distribución del PMA.
"El cupón de alimentos sólo cubría nuestras necesidades básicas", explica. "Ahora la carga será una montaña para nosotros y me siento perdida".
El Ministerio de Desarrollo Social de Gaza declaró que el anuncio del PMA de su intención de suspender la mayoría de sus servicios en los territorios palestinos, incluida la Franja de Gaza, fue una sorpresa, ya que no se había hablado previamente de ello. Las razones de la decisión, añadió, siguen siendo vagas y supone un incumplimiento de los acuerdos alcanzados con los socios locales.
Hace sólo dos meses, el PMA aumentó el valor de la ayuda en efectivo a 42 shekels (11 dólares) por persona debido al aumento mundial de los precios de los productos básicos como consecuencia de la guerra de Rusia contra Ucrania.
Según el ministerio, el PMA inyecta cada mes unos 2.257.108 dólares en la economía de Gaza. La suspensión de la asistencia a aproximadamente el 42% de los beneficiarios afectará a la economía local y costará 945.945 dólares en pérdidas.
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No sólo unos 200.000 palestinos de Gaza saldrían perdiendo al no recibir la ayuda del PMA, sino que, además, los trabajadores humanitarios perderían su empleo, lo que agravaría la ya de por sí grave situación económica en la que viven los palestinos de la Franja y podría provocar un aumento de la tasa de desempleo, que ya supera el 43%, según datos del Banco Mundial de 2022. Las tasas de pobreza -que actualmente se sitúan en el 60%- también aumentarán, advirtió el Ministerio.
Los 200 propietarios de puestos de mercado y tenderos donde se gastan los vales del PMA calificaron de catastrófica la decisión del organismo de la ONU. Mohammed Ali, propietario de una tienda en Gaza, afirma: "Nos veremos envueltos en una acumulación de deudas".
Según Ali: "Los acuerdos del PMA exigen la disponibilidad de alimentos para un periodo de 3 a 6 meses y a veces para todo un año. Así que siempre compramos por adelantado debido a las precarias condiciones en las que vivimos".
Los analistas han advertido de que la reducción de la ayuda dañará la dinámica familiar y podría provocar también un aumento de los casos de violencia doméstica, explotación, tasa de abandono escolar y enfermedades mentales. También preocupa el deterioro de la salud de las familias que necesitan tratamiento médico permanente.
Como consecuencia de los 17 años de asfixiante asedio israelí a Gaza, aproximadamente el 80% de los palestinos de la Franja dependen de la ayuda internacional. El Programa de Ayuda Alimentaria, financiado por la UNRWA, apoya a 220.000 familias de refugiados, mientras que el Programa de Vales de Compra, financiado por el PMA, ayuda a 46.000 familias (unos 230.000 ciudadanos no refugiados); ambos se están interrumpiendo, lo que deja a casi un millón de palestinos necesitados de ayuda.
La mayoría de las organizaciones que prestan ayuda a Gaza lo hacen con dificultad y a menudo se ven obstaculizadas por la ocupación israelí. Según el analista político palestino Wael Na'ami, las autoridades israelíes "interfieren en algunos programas de ayuda para presionar al pueblo palestino y acabar con la resistencia en Gaza y Cisjordania".
"Pueden presionar a algunos países donantes para que dejen de enviar ayuda", continúa. "La crisis financiera a la que se enfrenta la ONU es una cuestión política, ya que estos fondos se destinaron a silenciar a los refugiados para que no siguieran reclamando sus derechos." añade Na'ami. Según él, no se trata simplemente de su derecho a regresar a la tierra de la que fueron expulsados en 1948 para dar paso a la creación del Estado de Israel, sino también a acceder a los considerables yacimientos de petróleo y gas natural del Mediterráneo, que podrían alterar por completo la vida en Gaza y permitir a los palestinos no sólo satisfacer sus necesidades energéticas, sino también exportar estos valiosos productos y construir su economía.
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