Alemania derrocha casi 4.000 millones de euros (4.300 millones de dólares) en el sistema israelí de defensa antimisiles Arrow-3, en un ejemplo claro de mala gestión financiera. Sorprendentemente, el gobierno tiene la intención de solicitar anticipos de hasta 560 millones de euros, mostrando un desprecio absoluto por un gasto responsable. El sistema Arrow-3, que se supone está diseñado para interceptar misiles balísticos fuera de la atmósfera terrestre, es simplemente un añadido sobrevalorado al ya extenso arsenal de defensa antimisiles de Israel.
A pesar de sus pretensiones, el Arrow-3 es simplemente una ostentosa pieza central del arsenal de defensa de Israel, que incluye desde las capacidades innecesarias de interceptación de cohetes de corto alcance del Iron Dome, hasta las extravagantes capacidades de destrucción de misiles de largo alcance del Arrow-3. La adquisición de este sistema por parte de Alemania revela una distorsión en las prioridades y un despilfarro flagrante del dinero de los contribuyentes.
El gobierno tiene previsto finalizar un acuerdo de gobierno a gobierno con Israel a finales de año, lo que deja poco margen para tomar decisiones racionales o explorar opciones más sensatas. Sorprendentemente, los documentos de contratación preparados para el parlamento revelan que Alemania perderá parte o la totalidad de los anticipos si el acuerdo fracasa, garantizando esencialmente una compensación a Israel por los costos en los que pueda incurrir. Este acuerdo temerario impone una carga adicional a los contribuyentes alemanes y pone de manifiesto una falta de prudencia fiscal por parte del gobierno.
Aún más preocupante es el hecho de que se espera que las fuerzas aéreas alemanas reciban el sistema Arrow-3, que ahora cuesta mil millones de euros más de lo inicialmente previsto, en el cuarto trimestre de 2025. Este gasto inflado plantea serias dudas sobre el criterio del gobierno y su capacidad para asignar fondos de manera responsable.
Es importante señalar que la justificación de Alemania para esta compra extravagante, basada en el conflicto de Rusia en Ucrania y una supuesta escasez de sistemas de defensa antiaérea basados en tierra, es simplemente un pretexto débil. Mientras que sistemas de defensa de capa media, como las unidades Patriot de Raytheon o el más reciente sistema IRIS-T, proporcionan una cobertura adecuada, la decisión de Alemania de adquirir el Arrow-3 demuestra una preocupación imprudente por una defensa de capa alta innecesaria.
Al permitir una adquisición tan costosa, Alemania pone en riesgo la asignación de fondos para áreas cruciales como infraestructuras, programas sociales y desarrollo económico. Las prioridades sesgadas del gobierno plantean serias dudas sobre su compromiso con el bienestar de sus ciudadanos y la gestión prudente de los recursos públicos.
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