Según un informe, varias universidades británicas han sido acusadas de participar en el desarrollo del programa de aviones no tripulados de Irán, a pesar de las medidas impuestas por el gobierno británico contra la industria de drones de Teherán.
El periódico Jewish Chronicle revela en su informe que 11 universidades en todo el Reino Unido han estado involucradas en el desarrollo de la tecnología militar iraní para el uso de drones suicidas y aviones de combate. Algunos de estos estudios fueron financiados por el propio Irán.
Uno de los estudios citados en el informe fue realizado en colaboración entre el investigador del Imperial College, Ahmad Najjaran Kheirabadi, y científicos de la Universidad Tecnológica de Shahrood y la Universidad Ferdowsi de Mashhad, ambas instituciones iraníes. Se informa que el estudio, financiado directamente por Irán, investigó formas de mejorar los motores ligeros de drones, como el Shahed 136, que es ampliamente utilizado en la actualidad por Rusia.
La Universidad de Cranfield también llevó a cabo un proyecto en 2021 en colaboración con la Universidad Iraní de Ciencia y Tecnología, centrado en las "aplicaciones militares" de sistemas avanzados conocidos como "controladores difusos" en motores a reacción, que permiten una mejor maniobrabilidad, un aspecto crucial para aplicaciones militares y vehículos aéreos no tripulados.
El informe también destaca más de 200 artículos escritos conjuntamente por la Universidad Shahid Beheshti de Irán y académicos británicos, incluyendo uno que exploraba el desarrollo de dispositivos electrónicos utilizando superconductores y grafeno, con aplicaciones potenciales en comunicaciones inalámbricas de próxima generación y seguridad.
Estas colaboraciones se llevaron a cabo a pesar de que el Reino Unido ha prohibido la exportación de tecnología a Irán que pueda ser utilizada con fines militares. El informe surge en un momento en el que se están imponiendo sanciones a personas y organizaciones iraníes que suministran aviones no tripulados "kamikaze" o suicidas a Rusia para su uso en la invasión de Ucrania.
Ante estas revelaciones, los diputados británicos han solicitado una investigación sobre cómo se permitió llevar a cabo esta investigación potencialmente perjudicial para el Reino Unido y que viola las sanciones impuestas. Alicia Kearns, presidenta del Comité Selecto de Asuntos Exteriores del Reino Unido, ha pedido una investigación sobre esta "colaboración inaceptable", mientras que el ministro de Asuntos Exteriores en la sombra, David Lammy, la ha calificado de "profundamente preocupante".
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