La coalición liderada por EE.UU. se niega a reconocer la cantidad de víctimas civiles causadas por los bombardeos sobre la ciudad siria de Raqqa, ha afirmado ayer en un comunicado Amnistía Internacional.
Haciendo hincapié en la advertencia de unas “enormes pérdidas humanas y materiales”, estas declaraciones han sido precedidas el mes pasado por la publicación de un informe titulado “Guerra de aniquilación: un impacto devastador para los civiles de Raqqa, Siria”. Altos cargos de la coalición y de los gobiernos que la integran desecharon sin embargo las acusaciones contenidas en el informe.
“Las reacciones reflejas de la coalición contienen mucha retórica y pocos detalles. Dejan al descubierto hasta qué punto los líderes de la coalición están en negación con respecto a su fracaso a la hora de proteger a los civiles atrapados en el conflicto,” denunció Donatella Rovera, asesora general de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis.
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La coalición ha reconocido tan solo 23 muertes de civiles como resultado de las más de 30.000 ráfagas de artillería y varios miles de bombardeos lanzados contra la ciudad de Raqqa durante los cuatro meses de la campaña militar contra el Daesh, desde junio hasta octubre de 2017. Amnistía Internacional eleva la cifra de víctimas mortales a varios cientos. Ocho meses después de la operación, la ciudad está en ruinas y decenas de miles permanecen desplazados.
“Los vehementes desmentidos que en varias ocasiones hemos oído proferir a los altos cargos de la coalición están en contradicción con la realidad experimentada por los cientos de civiles a los que hemos entrevistado durante nuestras investigaciones en Raqqa y Mosul,” prosiguió Rovera; “Incluso sus propios aliados sobre el terreno los contradicen,” señaló, agregando que es evidente que la coalición no ha realizado ningún esfuerzo real por investigar los hechos.
Según Amnistía, bajo las órdenes de un general estadounidense las fuerzas de EE.UU. dispararon el 100% de las ráfagas de artillería y fueron responsables del 90% de los ataques aéreos. Los británicos y los franceses fueron los únicos otros miembros de la coalición que golpearon desde el aire, mientras que las Fuerzas Sirias Democráticas (SDF) participaron en la invasión terrestre.
El informe de la ONG cita también al sargento mayor John Wayne Troxell, quien afirmó que EE.UU. “disparó más ráfagas en cinco meses en Raqqa que ningún otro batallón de artillería de la marina, o que ningún otro batallón de la marina o del ejército, desde la Guerra de Vietnam”.
“A no ser que la coalición aprenda de sus errores en Raqqa –y, con anterioridad, en Mosul- estará condenada a repetirlos, y serán de nuevo los civiles los que paguen un precio devastador,” concluyó Rovera.
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EE.UU. ha continuado bombardeando objetivos en el este de Siria, supuestamente pertenecientes a Daesh. Por lo menos 8 civiles perdieron la vida y decenas más resultaron heridos el martes, tras un bombardeo en la provincia occidental de Deir Ez-Zor. Según Naciones Unidas, desde que comenzó la intervención los ataques aéreos de la coalición han matado a más de 2.000 civiles y han desplazado a millares.
En mayo el secretario de defensa estadounidense Jim Mattis dijo que EE.UU. no se retiraría de Siria hasta que la paz no haya sido restaurada por completo en todo el país. “No queremos sacar a nuestras tropas antes de que los diplomáticos hayan alcanzado la paz; así que primero se gana la batalla y después se alcanza la paz,” advirtió Mattis en declaraciones a la prensa, después de que el presidente Donald Trump hubiera sembrado dudas sobre la continuidad de la misión estadounidense en Siria.