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La histeria de Trump y Netanyahu y lo que hay detrás

Donald Trump y Benjamin Netanyahu.

Netanyahu y Trump actúan como un elefante en una cacharrería, y nada indica que este comportamiento se vaya a terminar pronto. Por el contrario, parece que ambos están dispuestos a continuar por la senda de la histeria, la locura y el extremismo.

En el caso de Netanyahu existen dos factores. El primero es su convencimiento de que, cuanto más arrogante se muestre frente a los “enemigos” de Israel, más popular se volverá en casa. En segundo lugar está la sensación de que la situación en su entorno regional le permitirá alcanzar lo que no pudieron sus predecesores. Quiere conseguir lo que Israel no pudo después de firmar los Acuerdos de Oslo, el acuerdo de Wadi Araba y la invasión de Irak por parte de EE.UU. Israel siempre ha soñado con convertirse en la potencia regional dominante.

Netanyahu sueña con que, mientras Trump sea presidente en EE.UU. y mientras las crisis regionales azoten Oriente Medio, él pueda imponer la solución que quiere para Palestina.

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Alcanzar éste objetivo requiere implicarse primero en un proceso político de pega con los palestinos, que no cambie la realidad en lo más mínimo. Tal implicación posibilita una oleada de normalización en el mundo árabe.

Es posible que también sueñe con imponer una solución en Jordania, trasladando allí a la población de Cisjordania y quedándose con sus territorios. El resultado de este proceso no será un área geográfica soberana. También planea con dejar a la Franja de Gaza como un mini-estado separado que pueda ser controlado de diversas maneras, en coordinación con Egipto.

En cuanto a Trump, tiene su propia historia. Su extremismo a la hora de apoyar a Israel se ve alimentado por la ultraderecha cristiana que ve a Israel como un santuario religioso para el retorno de Cristo. Esta extrema derecha representa el núcleo de sus seguidores en EE.UU.

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También es preciso añadir que Trump cree que gracias a su apoyo a Israel, el lobby pro-israelí se pondrá de su parte, o por lo menos permanecerá neutral. Sabe que si ese lobby se vuelve contra él, no sobrevivirá.

De lo que ambos no se dan cuenta es del hecho de que su comportamiento refuerza su aislamiento. Éste le puede salir caro a EE.UU., ya que Rusia y China se benefician de los conflictos entre Trump y sus aliados europeos.

Entretanto, Netanyahu permanece ignorante ante el hecho de que los palestinos no tienen ningún interés en la derrota. Los palestinos no aceptarán una solución que excluya Jerusalén, los refugiados o la soberanía sobre todos los territorios ocupados en 1967.

Cuando habla de la adulación de los regímenes árabes, no menciona que ésta sólo se produce en secreto. Nadie, y mucho menos aquellos que tienen relación con el pasado, se atreve a anunciarlo públicamente, dado el alto precio a pagar.

En resumidas cuentas, estamos ante dos hombres que están dando trompicones y exagerando sus aventuras y ambiciones. Ni Trump logrará detener el declive de EE.UU. ni Netanyahu liquidar la causa palestina. Ambos están condenados al fracaso.

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