La administración estadounidense del presidente Joe Biden ha suspendido temporalmente la venta de armas a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes Unidos, en una importante medida contra los dos aliados de Estados Unidos y en oposición al trato preferencial dado a los Estados del Golfo por el ex presidente Donald Trump.
En una rueda de prensa en la Casa Blanca, el nuevo secretario de Estado, Antony Blinken, anunció ayer que estaba revisando los compromisos garantizados por EEUU hacia los estados árabes que habían normalizado sus lazos con Israel, a pesar de haber alabado y respaldado esos acuerdos.
El año pasado, la administración Trump ayudó a cuatro naciones árabes a normalizar sus lazos con Israel, empezando por los EAU en agosto, seguidos por Bahréin, Sudán y, más recientemente, Marruecos. A cambio de esos movimientos, esos países también recibieron garantías por parte de Estados Unidos en ciertos temas, como que a los EAU se les prometiera a regañadientes aviones de combate F-25, que Sudán fuera retirado de la lista de estados patrocinadores del terrorismo y que a Marruecos se le reconociera su soberanía sobre el Sáhara Occidental.
Trump también se mostró muy cercano al tristemente célebre príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed Bin Salman, lo que permitió que se cimentaran numerosos acuerdos armamentísticos con el reino, que es el mayor importador de armas del mundo y cuyo mayor proveedor es Estados Unidos.
Bajo la medida temporal de Biden, la histórica venta de 50 aviones de combate F-35 a Abu Dhabi y las demás ventas de armas a Riad han quedado en suspenso.
LEER: Estados Unidos debe buscar la ayuda de Turquía contra Daesh en Siria
La decisión de Biden se produce en medio de un prolongado llamamiento de activistas y grupos de derechos para que Estados Unidos y otras naciones cesen los tratos de armas con Arabia Saudí debido a su pobre historial de derechos humanos, su asesinato de disidentes y su actual guerra en Yemen, que comenzó en 2015.
La guerra en Yemen, en la que una coalición liderada por Arabia Saudí, que incluye a los Emiratos Árabes Unidos, lucha contra el grupo hutí respaldado por Irán, ha provocado lo que la ONU ha descrito como la peor crisis humanitaria del mundo, con más del 80% de la población -24 millones de personas- dependiendo de la ayuda humanitaria.
Sin embargo, bajo el mandato de Trump, la ayuda humanitaria se hizo más difícil de entregar a Yemen, ya que el entonces presidente estadounidense designó a los hutíes como organización terrorista, lo que llevó a pedir a Biden que revocara la decisión.
Blinken abordó esas preocupaciones, afirmando que revisaría las sanciones impuestas al grupo en medio de las advertencias de que podrían causar la peor hambruna del mundo en décadas. Aunque reconoció que los hutíes han cometido atrocidades y crímenes de guerra, Blinken dijo que Estados Unidos debería centrarse principalmente en evitar una catástrofe humanitaria.
El lunes, Biden suspendió algunas de las sanciones impuestas por Trump contra los hutíes y aprobó todos los acuerdos que involucran al grupo por el período de un mes, permitiendo a las empresas y entidades proceder con los acuerdos para evitar los temores de una hambruna.