El gobierno de Estados Unidos, bajo la administración del presidente Joe Biden, habría pedido al Congreso que apruebe la venta de armas y equipos militares avanzados a Turquía, tras años de marginación de Ankara y sus intereses de defensa.
Según el Wall Street Journal, funcionarios estadounidenses anónimos familiarizados con el asunto revelaron que la administración de Biden está intentando obtener la aprobación de los líderes del Congreso para realizar importantes ventas de defensa a Turquía, principalmente para la mejora de la flota de aviones de combate F-16 del país.
El posible acuerdo proporcionaría a Turquía misiles, equipos de radar y componentes electrónicos clave para la mejora de sus F-16, e incluiría también misiles AIM-9 Sidewinder y AIM-120 Amraam. Según se informa, la venta estaría valorada en más de 400 millones de dólares.
Realizada mediante una notificación informal a los principales líderes del Congreso en ambas cámaras el mes pasado, la solicitud de la Administración Biden tendría que ser anunciada legalmente como una notificación formal si los líderes aprueban la venta.
La noticia llega después de que en los últimos años los gobiernos estadounidenses -tanto bajo las administraciones del anterior PDonald Trump como de la actual Biden- marginaran a Turquía en los ámbitos de la diplomacia y la defensa al sacarla del programa conjunto de aviones de combate F-35 en julio de 2019 después de que el país comprara el sistema de defensa aérea S-400 de Rusia.
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Las relaciones entre ambos se deterioraron gravemente a partir de entonces, pues Washington persiste en su apoyo y respaldo a las milicias kurdas en Siria, como las Unidades de Protección Popular (YPG) y las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), lo que enfurece aún más a Ankara, que considera a esos grupos como terroristas.
Aparte de la sanción de la administración Trump a Turquía, también se reveló, en 2020, que el Congreso de Estados Unidos había estado bloqueando en secreto importantes acuerdos de armas al país durante los dos años anteriores debido a la cuestión del S-400. Para empeorar las cosas, Biden ignoró en gran medida a Turquía y sus esfuerzos por acercarse diplomáticamente, una vez que asumió el cargo.
Ahora, parece haber una restauración de los lazos y una actitud reconciliadora adoptada por la administración Biden hacia Ankara. La razón principal de este cambio es la guerra en curso en Ucrania, desencadenada por la invasión rusa del país el 24 de febrero, que hizo que Estados Unidos y gran parte de la alianza de la OTAN se dieran cuenta de que Turquía -su miembro más oriental y clave- desempeña un papel importante en la mediación entre Kiev y Moscú, así como en la prestación de asistencia a Ucrania.
Esto ha llevado a otros Estados miembros de la OTAN a levantar sus medidas restrictivas con respecto a Turquía, como el Reino Unido y posiblemente Canadá, que han levantado sus prohibiciones de exportación de armas al gobierno y al ejército turcos. Los esfuerzos de Washington por aprobar el acuerdo de armas con Ankara son la última señal de que lo consideran un aliado vital y un potencial garante de un proceso de paz en Ucrania.
Según el Wall Street Journal, un portavoz del Departamento de Estado dijo que, por ahora, "no confirma ni comenta públicamente las transferencias de defensa propuestas hasta que no se hayan notificado formalmente al Congreso".