Aunque la agencia de espionaje israelí Mossad no anunció su responsabilidad en el asesinato de Hassan Sayyad Khodaei, coronel del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) de Irán, el asesinato recibió una gran cobertura en los medios de comunicación israelíes. Esto dio la clara impresión de que se trataba efectivamente de una operación israelí, pero sin que Israel asumiera la responsabilidad directa. Este enfoque es habitual desde hace tiempo en los servicios de seguridad israelíes en muchos frentes.
Si los informes de Irán son exactos, está claro que el Mossad está operando no sólo contra el IRGC y su Fuerza Quds en Siria, sino también a plena luz del día en el corazón de Irán. El asesinato de Khodaei se produjo unos meses después de la destrucción de una base de fabricación de aviones no tripulados en la provincia de Kermanshah, en el este de Irán. Parece que Israel ha ajustado sus cuentas con Khodaei, quien aparentemente planeó una serie de ataques contra objetivos israelíes, incluido el consulado israelí en Turquía.
La lista de acusaciones del Mossad contra Khodaei es larga. Sus planes de atentados contra objetivos israelíes y judíos fueron frustrados en el último momento en Chipre, Colombia, Kenia y Turquía, al igual que los intentos de atraer a altos cargos israelíes a situaciones comprometidas.
El asesinato de Khodaei sigue al del comandante de la Fuerza Quds, el general Qasem Soleimani, en el aeropuerto de Bagdad, y al del científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh, asesinado en el corazón de la capital iraní mientras estaba en su coche. Aunque la administración del presidente estadounidense Joe Biden ha dejado claro a Israel que no aceptará tales asesinatos mientras se mantengan conversaciones con Irán sobre un nuevo acuerdo nuclear, está claro que Israel sigue adelante con sus planes a pesar de todo.
Si resulta que Israel fue realmente responsable del asesinato de Khodaei, significaría que está cambiando su estrategia hacia Irán. De esta manera, Israel está apuntando a individuos clave en lugar de a los apoderados regionales de Irán; esto aumenta la intensidad de la guerra en la sombra entre Tel Aviv y Teherán. La naturaleza de este tipo de asesinatos exige que se preste mucha atención a los detalles para garantizar la seguridad de quienes los llevan a cabo y reducir la posibilidad de que estén vinculados a la parte que les encargó las operaciones.
Este último asesinato requirió una inteligencia precisa dentro de Irán. El expediente de Khodaei habría incluido sus datos personales, sus hábitos habituales, sus lugares de residencia y trabajo, y el alcance de su participación en acciones hostiles. Los asesinatos requieren el permiso del Mossad y del sistema de seguridad israelí, hasta la cúpula de la dirección política. El tiempo es muy importante, y hay que tener en cuenta las circunstancias políticas imperantes.
Khodaei no estaba vinculado al programa nuclear iraní. Formaba parte de la Fuerza Quds, responsable de la actividad militar de Irán en la región. Es probable que participara en el contrabando de armas a Hezbolá en Líbano y a las milicias iraníes en Siria, y en los intentos de establecer una presencia iraní en la frontera con Israel. Su asesinato puede suponer un golpe operativo inmediato para la Fuerza Quds y ejercer una presión directa sobre la dirección del CGRI.Aunque el Mossad no anunció su responsabilidad en el asesinato de Khodaei, las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel se pusieron en alerta máxima en preparación para la posibilidad de una respuesta iraní en un frente aún desconocido. Una serie de focos de tensión en torno a Israel podrían estallar en cualquier momento. Irán tiene que considerar si responde o no al asesinato, quizás con un ataque preventivo para frustrar cualquier agresión israelí premeditada. Los israelíes creen que el asesinato de Khodaei reducirá la capacidad operativa de Irán, pero saben que aún existe la posibilidad de una venganza contra el Estado de ocupación que podría exponer las debilidades militares y de inteligencia de Israel. No obstante, a Irán le puede resultar difícil sustituir los amplios conocimientos, la experiencia y las conexiones de Khodaei.
Por supuesto, esta es la razón por la que Israel lleva a cabo este tipo de operaciones. Quiere arrinconar a Irán con una brecha de seguridad e inteligencia difícil de salvar. Esta brecha aumenta con los ataques en el corazón de Teherán. Esto no significa que Irán vaya a dejar de trabajar contra Israel, pero tiene que preguntarse cuánto esfuerzo será necesario para tomar represalias, y si puede asumir más riesgos. Será importante que Israel se enfrente a los esfuerzos de Irán para descubrir sus propios puntos débiles en materia de seguridad.
En los círculos militares y de seguridad de Israel se cree que Irán responderá a los asesinatos de Khodaei y Fakhrizadeh con ataques fuera del Estado de ocupación. Irán ya lo hizo en el pasado, pero pagó un precio muy alto, porque ningún país está dispuesto a permitir que se produzcan tales ataques dentro de su propio territorio. Es probable que Teherán tome represalias con un ataque que no sea lanzado directamente desde Irán. Mientras tanto, se establecerán medidas de seguridad muy estrictas en torno a los objetivos potenciales, especialmente los oficiales de menor rango, porque ya no se sienten más seguros en Irán que en Siria.
Esto obligará a Irán a dedicar tiempo y recursos a la seguridad interna que podrían utilizarse mejor en otros lugares. Al verse amenazado dentro de sus propias fronteras, Teherán se siente avergonzado ante sus ciudadanos. Además, a fin de cuentas, el asesinato de Khodaei hace más probable un enfrentamiento entre Israel e Irán.
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