Cientos de refugiados y migrantes se ahogaron esta semana en el Mediterráneo, ya que el número de personas que salen de la costa del norte de África hasta Italia ha aumentado ante el aumento de las dificultades de la ruta Turquía-Grecia, tras la entrada en vigor del conocido como "acuerdo de la vergüenza".

La televisión estatal italiana informó de que el gobierno está considerando el uso de propiedades que han sido confiscadas a la mafia para albergar a los refugiados y migrantes, especialmente las mujeres, niños y familias completas.

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El informe recomienda que la UE se aleje de un enfoque de solidaridad basado únicamente en los números de reubicación, en lugar de centrarse en otro tipo de contribuciones como el apoyo financiero y de recursos humanos, el alojamiento y la integración como parte de un trabajo intergubernamental, primando la estabilización de países como Grecia antes que a la gestión de fronteras exteriores

Bajo los términos del trato, el proceso a llevar a cabo será hacer retornar a los inmigrantes que no sean sirios sus países de procedencia, mientras que a los sirios que sean devueltos a Turquía se reinstalarán en campos

Los ataques arbitrarios y la forma sexualizada de la que se producen van encaminados a amenazar a los voluntarios, predominantemente mujeres

A lo largo de los últimos años y hasta la fecha, la política europea con respecto al asilo ha seguido una mentalidad que podríamos definir como: “A quien sobreviva con éxito la travesía y se deje el dinero con los traficantes, ya si eso, habrá que darle asilo en algún sitio. Pero vamos a ponérselo lo más difícil que podamos, no sea que vengan más”.

Dos de los deportados intentaron suicidarse al llegar a Turquía, y están siendo tratados en un hospital local.

En la madrugada de hoy, las primeras 136 personas, en su mayoría paquistaníes, fueron deportadas de vuelta a Turquía desde la isla de Lesbos en Grecia.

Este acuerdo sólo incrementará los precios que cobran los traficantes por embarcar a gente desesperada. También producirá cambios en los patrones migratorios, y quizá conduzca a rutas aún más mortíferas.

ACNUR manifestó el sábado que está experimentando dificultades para proporcionar servicios esenciales a los más de 10.000 inmigrantes que se encuentran en la frontera griega con Macedonia.