Cientos de refugiados y migrantes se ahogaron esta semana en el Mediterráneo, ya que el número de personas que salen de la costa del norte de África hasta Italia ha aumentado ante el aumento de las dificultades de la ruta Turquía-Grecia, tras la entrada en vigor del conocido como "acuerdo de la vergüenza".

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El jueves fueron enterrados en Malta los cuerpos recuperados del peor naufragio de refugiados que se haya producido hasta la fecha en el Mediterráneo.

Varios ministros de exteriores europeos se reunieron en Estambul el sábado para debatir la gestión de la crisis de refugiados.

A lo largo de los últimos años y hasta la fecha, la política europea con respecto al asilo ha seguido una mentalidad que podríamos definir como: “A quien sobreviva con éxito la travesía y se deje el dinero con los traficantes, ya si eso, habrá que darle asilo en algún sitio. Pero vamos a ponérselo lo más difícil que podamos, no sea que vengan más”.

En la madrugada de hoy, las primeras 136 personas, en su mayoría paquistaníes, fueron deportadas de vuelta a Turquía desde la isla de Lesbos en Grecia.

ACNUR manifestó el sábado que está experimentando dificultades para proporcionar servicios esenciales a los más de 10.000 inmigrantes que se encuentran en la frontera griega con Macedonia.